En la escritura de Tasos Leivaditis, cada verso parece volver de un lugar donde la luz ya no alcanza, pero todavía se oye respirar la posibilidad de un tal vez.

Parergon auditivo:

New Vienna, Part VII (Live) · Keith Jarrett

Hay poetas cuya voz nace en el silencio de una celda, en la tierra reseca de una isla de destierro, en las noches interminables en que la esperanza es apenas un murmullo. Tasos Leivaditis, es uno de ellos; pertenece a esa rara estirpe que aprendió que la poesía, lejos del adorno o la evasión, es la forma más precisa de respirar cuando todo lo demás falta.
En sus primeros libros, la palabra fue un fusil sin disparo que levantaba barricadas en la página, sostenía la memoria de los muertos y convocaba a los vivos. Luego, la historia —esa maestra cruel— le enseñó el reverso de la utopía, y su poesía se inclinó hacia adentro, buscando entre los restos de la derrota las brasas todavía encendidas.
No se trató de renuncia, sino de una depuración: del fragor de la plaza al latido íntimo de la habitación oscura. Allí, entre símbolos y gestos mínimos, Leivaditis continuó escribiendo como quien enciende le lámpara a un ciego para acompañar su andar.
Leerlo hoy es escuchar una voz que habla a la vez al mundo y a cada uno de nosotros, recordándonos que la belleza y la compasión no están reñidas con la herida, que la fidelidad a uno mismo exige atravesar el desierto sin prometerse oasis.
Tasos Leivaditis (Atenas, 1922-1988) ocupa un lugar de honor en la constelación de la poesía griega del siglo XX. Combatiente en la resistencia contra la ocupación nazi, prisionero político y testigo de los desgarramientos de la guerra civil, llevó siempre la historia sobre sus espaldas, pero nunca dejó que el peso de la ideología ahogara la respiración de la belleza. Su voz atravesó tres estaciones inconfundibles: la exaltación solidaria de la lucha, el repliegue introspectivo tras el naufragio de los ideales, y la madurez de un lirismo depurado, hecho de símbolos y susurros, donde lo cotidiano y lo metafísico se tocan. En todas estas etapas mantuvo una rara coherencia: escribía para decir la verdad que cada época intenta ocultar y para conservar la herida abierta como recordatorio. Traducido a numerosas lenguas, leído con fervor en su tierra y más allá de sus fronteras, Leivaditis dejó una obra que todavía hoy acompaña como una lámpara encendida en medio de la noche, sin prometer salidas fáciles, pero iluminando con una luz que es también una forma de amor.Este ramillete de poemas es apenas una puerta entreabierta. Al cruzarla, cada lector hallará su propio exilio, su propia lámpara, y tal vez también, como el poeta, la certeza de que incluso en la más larga noche hay versos que no se apagan.

Los siguientes extractos pertenecen al volumen de poemas en prosa de Leivaditis, que reflejan los años oscuros (Σκοτεινή Πράξη, 1974) de la dictadura militar en Grecia (1967-74).

A veces la casa rebosa de esperanza y no tenemos dónde pararnos, entonces salimos al mundo como la primera vez, llorando, mientras el horizonte lejano, con el mayor abandono, nos encierra en el secreto, hasta que por la noche se oye un arpa desde una casa vacía. Es la hora del gran soñador que durante siglos, sin perderse jamás, ha avanzado incesantemente hacia la aniquilación.

Κάποτε το σπίτι ξεχειλίζει απ’ την απαντοχή, και δεν έχουμε που να σταθούμε, βγαίνουμε τότε στον κόσμο, όπως την πρώτη φορά, κλαίγοντας, ενώ ο ορίζοντας πέρα, με την άκρα εγκατάλειψη, μας κλείνει μες στο μυστικό, ώσπου το βράδυ μια άρπα ακούγεται σ’ ένα σπίτι ακατοίκητο. Είναι η ώρα του μεγάλου ονειροπόλου, που εδώ και αιώνες, χωρίς ποτέ να χάνεται, πηγαίνει πάντα προς το χαμό.

Qué otra cosa es, pues, el futuro sino nuestra verdadera patria, pues hacia allá se dirige el sueño, y cuando morimos estamos más adelante que ayer, muertos en el gran mañana, y así, cuando las madres recién desposadas contemplaban con asombro su dedo comprometido, nosotros ya llegábamos entre lágrimas hacia el tiempo.

Τι άλλο είναι, λοιπόν, το μέλλον απ’ την αληθινή πατρίδα μας, αφού το όνειρο εκεί πηγαίνει, κι όταν πεθάνουμε, είμαστε πιο μπροστά από χτες, νεκροί στο μέγα αύριο, έτσι κι όταν οι μητέρες, στη μνηστεία ακόμα, κοίταζαν έκθαμβες στο δάχτυλο τον αρραβώνα, εμείς ερχόμαστε κιόλας δακρυσμένοι προς το χρόνο.

Y siempre teníamos que ocultarlo, que es otra forma de llamarlo,

ya que todo estaba ahí para engañarnos,

incluso a ti mismo. Y quizás sea mediante aquello que nunca llegaremos a conocer

            que saldamos

viejas deudas. Y por la noche, las mujeres cosían,

pero la vida es tan corta que su aguja se metía suavemente en la prenda

y salía del mundo.

Κι έπρεπε πάντα να το κρύβουμε, που είναι μια άλλη ονομασία,

αφού το κάθε τι έχει μπει εκεί για παραπλάνηση,

κι ο ίδιος εσύ — κ’ ίσως μ’ αυτό που δε θα μάθουμε ποτέ, μ’ αυτό ξοφλάμε

παλιά χρέη. Μόνο το βράδυ οι γυναίκες έραβαν,

μα είναι τόσο λίγη η ζωή, που η βελόνα τους περνούσε απαλά το ρούχο

κι έβγαινε έξω απ’ τον κόσμο.

Quien sienta, tras la lectura de estos poemas, la necesidad de seguir el hilo hasta la raíz, encontrará en español algunas puertas de acceso dignas de su nombre. La editorial Libros Libertad publicó en 2014 una cuidada selección de poemas, vertidos al castellano por Manolis Aligizakis, y una edición ampliada en 2022 que preserva intacta la sobriedad y la música del original. A ellas se suman las versiones de Manuel González Rincón, disponibles en espacios como Círculo de Poesía y la Revista Altazor, bajo títulos tan precisos como Pequeños ejercicios de olvido. No son todas las traducciones posibles, pero sí las que, por su rigor y sensibilidad, mejor conservan esa mezcla de herida y luz que define a Leivaditis.

Ramónacrobata
Filósofo de formación, escritor por necesidad y ciclista por amor a la pendiente. Escribo desde una tensión que no cesa de reaparecer: cómo resistir desde la forma, cómo sostener sentido cuando el mundo se fractura. En el corazón de mi trabajo —articulado a través del dispositivo hermenéutico ZIA— habita la idea del deporte como Weltstammräumung: gesto que despeja, cuerpo que restituye, escritura que no huye.
(Neologismo de raíz alemana que alude al acto de desalojar el ruido del mundo para recuperar un espacio originario donde la forma aún tiene sentido.)

Let`s be careful out there