El derrumbamiento de los mundos estrellados se producirá ,como la creación, con grandiosa belleza.

Blaise Pascal, Pensamientos

La teoría de la decisión causal, según el diccionario Stanford de filosofía, adopta principios de elección racional que tienen en cuenta las consecuencias de un acto. Sostiene que una explicación de la elección racional debe utilizar la causalidad para identificar las consideraciones que hacen que una elección sea racional.

Teniendo en cuenta la teoría planteada, ¿estamos ante un nuevo capítulo de la historia de EEUU? Con toda la prudencia necesaria a la hora plantear este tipo de cuestiones, y sin olvidar que la conjetura puede devenir en un cuchillo jamonero en manos de un chimpancé atiborrado de fármacos, lo más parecido a la verdad es que en las urnas de votación se enfrentan  dos caras visibles de dos proyectos mucho menos antagónicos de lo que nos quieren hacer creer los ventrílocuos a sueldo que mueven los miembros y la boca de contertulios y demás gleba mediática, cuando convertidos en una grave amenaza para el proceso democrático y para la libertad de expresión, exponen toda su miseria moral por platós de televisión y redacciones de radio, ofreciendo a la masa aborregada de cretinos que les prestan atención el lubricador de un artificial sol naciente de cartón piedra que aviva la miseria acelerando la destrucción social (tejido social y sus instituciones) como parte del proceso de consolidación del nuevo orden global. 

Pero, al margen del anterior inciso, tengamos en cuenta, retomando  el hilo de la teoría de la decisión causal, que los Estados Unidos está atravesando un proceso similar al de la «perestroika» soviética, aunque con diferencias clave, y el metafórico Orient Express que pasó por la Unión Soviética y la desintegró ha llegado a EEUU, e independientemente del resultado electoral, estamos en otro capítulo rumbo a su pérdida de relevancia como hegemón único mundial. 

Todo esto ocurre en el contexto de la propuesta de Cuarta Revolución Industrial, que no es más que un mecanismo para consolidar una nueva forma de control, con un cambio biológico en los seres humanos para garantizar la obediencia y la desigualdad estructural, y donde el concepto de estado-nación está en proceso de ser sustituido por corporaciones y estructuras globalistas.  

El capitalismo está muriendo y  el mundo está entrando en una nueva “edad oscura” caracterizada por el control y la opresión digital. La resistencia a este sistema, requiere un esfuerzo espiritual colectivo que rompa con las estructuras de control existentes con el que las élites utilizan el miedo y la manipulación psicológica para mantener el control sobre la población. Y, a unas horas del diluvio que también se conoce como elecciones, podemos sentir que éste es el punto de inflexión en el que la batalla por el control político y económico de Estados Unidos por parte de facciones beligerantes de multimillonarios, que al mismo tiempo están en el mismo bando contra el pueblo, pasa a un nuevo nivel de violencia e hipocresía. Las luchas de poder entre las élites en EEUU tienen implicaciones globales, desde el posible colapso de su propio país hasta la lucha por la influencia en Medio Oriente y Crimea y el desenlace de estos conflictos definirá el futuro del orden mundial.

Pero, oigamos a quienes saben realmente de lo que hablan y exploran diferentes combinaciones de resultados que es obligatorio conocer para saber por donde van lo tiros, y que son basicamente los siguientes: 

UBS: Escenarios de inversión y política .

 Un «red sweep« (control republicano del Congreso y la presidencia) o una administración dividida. Así, un gobierno republicano podría significar menos regulación y más desregulación en energía y finanzas, con un enfoque en recortes de impuestos, pero al costo de una mayor inflación. En contraste, un Congreso dividido limitaría cambios significativos, generando incertidumbre en los mercados financieros.

American University: Diferencias en política exterior y comercial .

Este análisis se centra en cómo las políticas comerciales y de alianzas internacionales variarían bajo una administración Trump o Harris. Trump probablemente incrementaría los aranceles, incluso contra aliados, siguiendo una política más proteccionista. Por otro lado, Harris mantendría algunas medidas proteccionistas, pero con un enfoque en aliados tradicionales y sectores estratégicos como semiconductores y vehículos eléctricos.

Oxford Economics: Impacto en crecimiento e inflación .

Oxford Economics predice un crecimiento económico más fuerte bajo una administración Biden con mayoría demócrata, gracias a políticas de apoyo familiar y estímulos fiscales. Sin embargo, un escenario republicano podría llevar a más aranceles y menos inmigración, reduciendo el crecimiento a largo plazo e incrementando la inflación, con implicaciones para la deuda pública.

Moody’s Analytics: Riesgos crediticios y financieros

Moody’s destaca que las elecciones influirán en la política fiscal, comercial y migratoria, afectando los riesgos crediticios a nivel global. El ascenso del proteccionismo, sin importar quién gane, podría perjudicar sectores específicos, especialmente en las economías de Asia-Pacífico. Las decisiones postelectorales también condicionarán la capacidad del gobierno para enfrentar desafíos económicos futuros.

Rand Corporation: Tecnología y confianza electoral 

Rand señala que las amenazas tecnológicas y la desinformación ya son factores decisivos para la confianza pública en las elecciones. En este contexto, cualquier candidato enfrentará desafíos significativos en la reconstrucción de la cohesión interna y la confianza en las instituciones, lo que afectará las políticas nacionales e internacionales.

El informe de RAND Corporation, titulado «The 2024 U.S. Election, Trust, and Technology: Preparing for a Perfect Storm of Threats to Democracy», advierte que hay desafíos tecnológicos y sociales que podrían afectar gravemente la confianza pública en los resultados electorales, básicamente, que un fraude puede estar siendo denunciado por cualquiera de los dos candidatos .

De todos modos, no seamos incautos: no tiene sentido hablar de que alguien le pueda robar las elecciones a Trump o a Harris cuando lo grave es que ambos son testaferros y sus amos nos han robado a todos, ( indolentes necios que consentimos ser parte de la masa de esclavos de países gobernados por criminales títeres como Macrón, Meloni, Sánchez y el largo etcetera que dan forma a la cola del leviatán ), la dignidad, la bolsa, y la libertad .

Tanto uno como la otra y sus equipos, son ejércitos mercenarios que comen de las manos de alianzas de multimillonarios con intereses distintos y carteras de inversión divergentes. Esos grupos de multimillonarios, sin embargo, coinciden en la inmensa mayoría de las cuestiones.

 Ambos mienten -todos los políticos mienten, y probablemente Trump ( Pedro Sanchez al margen)  miente más que la mayoría-, pero su genialidad existe fuera del binario de la verdad y la mentira. Es el inframundo de la farsa, la hipérbole, los argumentos de venta y los anuncios publicitarios presentados con la tranquila dignidad de un concurso de camisetas mojadas enfundadas por modelos de Victoria’s Secret. Trump es un artista muy moderno: entreteje, como a él le gusta decir, un aluvión de anécdotas, estadísticas falsas y reales, cotilleos y memes en una nebulosa y sugerente especie de parloteo. Y por eso kamala, mongólica de teleprompter más apta para regentar un negocio de Vudú o un prostíbulo para transexuales que para sentarse en el despacho oval ,y los demócratas, se equivocan tanto con Trump. Han intentado pintarlo como un Hitler americano, un agente ruso, un hombre consumido por el mal y el odio. Pero lo que no entienden es que la relación casual de Trump con la verdad es un eco de grandes políticos del pasado. No es el primer embustero que llega a la Casa Blanca, sino el mejor que lo ha hecho nunca. En este sentido, Trump es la variante en crack de muchos de sus predecesores. Por poner tan sólo dos ejemplos, Ronald Reagan era un embustero campechano y sentimental, como si un presidente fuera una tarjeta de felicitación de Hallmark, y Bill Clinton era un hábil embustero, un genio en hilar historias en los albores de la era de las noticias por cable. 

Pero, reparemos por un momento en La reflexión de Oswald Spengler sobre el pesimismo (1921) que desgarra el optimismo superficial que ve impregnar su época. Spengler sostiene que la verdadera perspicacia no consiste en esperar un progreso eterno, sino en reconocer los límites históricos, el límite que define la existencia de una cultura: su final predestinado. Pensemos en ello como el momento en que Luke Skywalker mira fijamente el casco de su padre, consciente del colapso de una era y el nacimiento de otra. Al igual que los personajes de Dostoievski, que se enfrentan a los bajos fondos del alma humana, el público de Spengler debe enfrentarse a la historia como una entidad viva y palpitante que no avanza limpiamente. Malinterpretar la historia como una espiral ascendente sin fin es tratarla como un archivo Jedi lleno de conocimientos muertos. En opinión de Spengler, la historia es tan implacable como la propia Fuerza, siempre oscilando entre la oscuridad y la luz, la creación y el colapso.

No se trata de mantenerse al margen de la historia como un sabio Jedi de sillón, mirando desde el balcón de un rascacielos. La filosofía de Spengler se extiende como la oscura atracción de los Sith, una realidad vivida que se niega a ser domada o teorizada. Fustiga a los intelectuales que tratan de observar la historia pasivamente, reduciéndola a meros sistemas y esquemas. Los observadores, dice, son inútiles sin las agallas para enfrentarse a la propia bestia. Al igual que el defecto fatal de Luke al principio -la vacilación para convertirse realmente en uno con la Fuerza-, los «observadores» de Spengler fracasan porque se mantienen al margen de la confusión, diseccionándola en lugar de dejar que les atraviese. El verdadero historiador, a los ojos de Spengler, es un antihéroe dostoyevskiano, del tipo que se adentra en el abismo de la historia con las manos ensangrentadas y los nervios a flor de piel, guiado por un instinto que supera la simple racionalidad

En última instancia, si queremos sobrevivir al cambio de paradigma que está en marcha, debemos tomar la iniciativa renunciando a la narrativa fantasiosa de que estamos luchando para salvar la democracia y oponernos al fascismo, y admitir más bien que ya estamos en un sistema totalitario. Por ello quiero ser positivo y pasar a la acción, y ofrecer a modo de ejemplo de iniciativa personal y en vista del brillante e inclusivo porvenir que se nos avecina y en el que no dejarán a nadie atrás ni a los lados, una serie de principios de elección racional que tener a mano por lo que pueda suceder y que paso a enumerar:

1) Un cuchillo curvo de destripar.

2) Un cuchillo de cortar filetes.

3) Un cuchillo de monte Toledano con mango de cuerno de toro  de lidia.

4) Un cuchillo de monte de kilo y medio de peso, dotado de una hoja de veinticinco centímetros de longitud, mango festoneado en el extremo y virola de bronce.

5) Un cuchillo arrojadizo, sin mango.

6) Un cuchillo de caza simple

7) Un cuchillo de caza con punta rebajada y mango de asta de ciervo.

8) Un cuchillo de bota con mango de marfil.

9) Un estilete.

10) Una daga en miniatura.

11) Un cuchillo de monte de estilo inglés con una funda decorativa de ante.

12) Un modelo de supervivencia con mango hueco de acero para transportar píldoras de codeína y tabletas purificadoras de agua.

13) Un cuchillo de combate con mango de caoba.

14) Un cuchillo de combate con barra de bronce y trece centímetros de hoja.

15) Un cuchillo de combate con mango de madera de castaño y funda de cuero.

16) Un cuchillo de combate con punta de doble filo y hoja de dieciocho centímetros.

17) Un cuchillo de combate con punta de doble filo u hoja de veinte centímetros.

Let’s be careful out there