El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros.
Jorge Luis Borges, el jardín de los senderos que se bifurcan
Nina oyó la ráfaga barriendo la casa, por encima de ella. Luego, el silencio. E inmediatamente después otra ráfaga, más larga. Tenía los ojos abiertos. Miraba las rendijas del suelo. Miraba la luz, y el polvo que venía desde allí. De vez en cuando veía una sombra pasar, y aquello era su padre.
Alessandro Baricco, Sin sangre
En la inmarcesible encrucijada entre la Filosofía y la Literatura, en ocasiones se encuentran ciertos textos que no solo narran historias sino que las encarnan como problemas filosóficos. Tal es el caso de Sin sangre (2002) de Alessandro Baricco ( recientemente llevada al cine por Angelina Jolie), y El jardín de senderos que se bifurcan (1941) de Jorge Luis Borges, dos obras en las que pese a las diferencias estilísticas, ambos relatos policiales articulan una profunda meditación sobre el tiempo, la responsabilidad moral, y la naturaleza de las decisiones humanas.
En Sin sangre, Baricco presenta una narración contenida y cinematográfica en la que la violencia de un conflicto armado no identificado se transforma en una meditación sobre el perdón, la venganza y la imposibilidad del olvido. La protagonista, Nina, persigue durante décadas al hombre que asesino a su padre y hermano. Sin embargo, en el clímax del relato, no lo ejecuta: lo invita a un ágape. Este gesto – ambiguo, suspendido entre la redención y el juicio – convierte al tiempo en un personaje más, revelando que no todo en la historia sigue una lógica causal directa: hay un desvío ético que redefine el pasado y sus consecuencias.
Como dice Nina en un momento de la novela:
«No quería matarlo. Quería que supiera que podia haberlo hecho.»
– Ascoltami, Nina. Adesso arriverà della gente, e non voglio che ti veda. Devi nasconderti qui dentro, la cosa migliore è che ti nascondi qui dentro e aspetti che se ne vadano. Mi hai capito? – Sì. – Devi solo startene tranquilla qui sotto. – … – Qualsiasi cosa succeda, non devi uscire, non devi muoverti, devi solo startene tranquilla e aspettare. – … – Andrà tutto bene. – Sì. – Ascoltami. Può darsi che io me ne debba andare via con quei signori. Tu non uscire fino a quando non verrà a prenderti tuo fratello, hai capito? O fino a quando sentirai che non c’è più nessuno e che tutto è finito.
–Escúchame, Nina. Ahora llegará gente, y no quiero que te vean. Tienes que esconderte aquí dentro, lo mejor es que te escondas aquí dentro y que esperes a que se vayan. ¿Me has entendido? –Sí. –Sólo tienes que quedarte tranquila aquí abajo. –… –Pase lo que pase, no debes salir, no debes moverte, sólo tienes que estar tranquila y esperar. –… –Todo saldrá bien. –Sí. –Escúchame. Podría ser que yo tuviera que marcharme con esos señores. Tú no debes salir hasta que venga a recogerte tu hermano, ¿me has entendido? O hasta que notes que ya no queda nadie y que todo se ha acabado.
Alessandro Baricco, Senza Sangue
Borges, por su parte, en El jardin de senderos que se bifurcan propone un cuento policial en el que todos los caminos posibles se bifurcan infinitamente generando realidades paralelas imprevisibles. El relato juega con una concepción del tiempo como multiplicidad: cada elección abre un nuevo mundo. La figura del laberinto temporal que plantea Borges cuestiona la linealidad del destino y disuelve la idea de una única verdad o una sola historia. Asistimos a la ejecución y a todos los preliminares de un crimen, cuyo propósito no ignoramos pero que no comprendemos, hasta el último párrafo. En palabras de Borges:
«El tiempo se bifurca continuamente en una multitud de futuros.»
El jardin de senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts’ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma.
-En todos – articulé no sin un temblor- yo agradezco y venero su recreación del jardín de Tsui Pên.
-No en todos -murmuró con una sonrisa-. El tiempo se bifurca perpetuamente hacia innumerables futuros. En uno de ellos soy su enemigo.
Jorge Luís Borges, El jardín de senderos que se bifurcan
Ambos textos convergen en una inquietud filosófica compartida: ¿es posible elegir mas alla de lo que dicta la lógica del pasado? ¿Existe libertad en un mundo que parece determinado por la violencia, por la historia, por el tiempo mismo?
Desde una perspectiva ético-filosófica, Nina y el espía Yu Tsun (el protagonista de Borges) encarnan dos formas distintas de enfrentar esta pregunta. Mientras que Nina parece romper con el determinismo de la venganza, Yu Tsun actúa como si no pudiera escapar del destino trazado, incluso cuando sabe que sus actos serán malinterpretados. En el fondo, ambos enfrentan un dilema ético que remite al concepto de responsabilidad en un mundo fragmentado: ¿se puede actuar bien en un universo donde todo ya ha sido escrito o ya se ha bifurcado?
Literariamente, Baricco opta por una poética del silencio y la contención, donde lo no dicho pesa mas que la acción. Borges, en cambio, se entrega a la erudicion metafísica, construyendo un cuento que es a la vez una teoría del tiempo. Pero ambos proponen una narrativa donde la elección – etica, temporal, narrativa – es el punto de fuga que permite pensar la libertad y la subjetividad en contextos de violencia o predestinacion.
La literatura, así, se convierte en un laboratorio de pensamiento: no ilustra conceptos filosóficos, los dramatiza. Sin sangre y El jardin de los senderos que se bifurcan no solo se leen: se habitan como dilemas morales. En su cruce, encontramos un dialogo fértil entre la narrativa y la filosofía que nos interpela sobre cómo recordar, sobre cómo elegir y, sobre todo, cómo vivir en un mundo donde el tiempo no es solo una línea, sino un laberinto de posibilidades que exigen responsabilidad.
Bibliografía recomendada
• Baricco, Alessandro. Sin sangre. Anagrama, 2002.
Baricco, Alessandro. Senza sangue. Feltrinelli, 2009
• Borges, Jorge Luis. «El jardin de los senderos que se bifurcan». En Ficciones. Editorial Sur, 1944.
• Heidegger, Martin. Ser y tiempo.
• Ricoeur, Paul. La memoria, la historia, el olvido.
• Todorov, Tzvetan. La literatura en peligro.
Le’ts be careful out there