El viraje del diálogo al patrón
No han sido escasas, a lo largo de los siglos, las ocasiones en que la Iglesia ha cedido a la tentación de adoptar el idioma del mundo, con la esperanza —siempre renovada, siempre ilusoria— de reconducirlo hacia sí. Lo que varía, y de manera sustancial, es que en otros tiempos el mundo podía considerarse un interlocutor y, en el presente, ejerce de patrón. Laudato si, publicada en 2015, marcó con nitidez el instante en que este desplazamiento dejó de ser impresión para convertirse en evidencia palpable…

«La teología ya no se ejercita en pensar a Dios, sino que se entretiene en gestionar el porvenir del planeta.»


De la escatología al briefing
No estamos ante un documento doctrinal en el sentido clásico, sino ante un manual de alineamiento con el consenso retórico que dictan las cumbres internacionales. Allí donde antes se levantaban tratados que, incluso en el latín más árido, disputaban con la metafísica, se ofrece ahora un sermón complaciente, apto para que lo pronuncie un moderador de Davos entre un panel sobre economía circular y otro sobre inteligencia artificial.


Homilía interminable, teología ausente
Quien se acerque a la encíclica con la disciplina que merece todo texto magisterial advertirá que su andamiaje no sigue una argumentación teológica, sino la forma de una homilía interminable, calibrada para no rozar la piel delicada de la sensibilidad contemporánea. Falta el diálogo con la patrística, con el magisterio reciente y con la tradición más inmediata. Lo que se ofrece es la asimilación sin reservas del léxico y las categorías del ecologismo moral global.


Esperanza: escatología vs. consenso global
Para medir la distancia entre este texto y la Spe salvi de Benedicto XVI, bastaría con observar cómo entiende cada uno la esperanza. En Ratzinger, es un horizonte escatológico, en Francisco, adhesión a un consenso global. La diferencia marca la frontera entre teología y retórica política.


El hombre, de imago Dei a factor contaminante
Nada de la ontología cristiana clásica sobrevive intacto en la encíclica. El ser humano queda reducido a culpable por definición, cuya redención pasa por la correcta gestión de residuos. La “austeridad gozosa” se traduce en consumo optimizado y emocionalmente satisfactorio, no en ascetismo cristiano.


Iconografía de un desplazamiento
La célebre fotografía de Francisco junto a Lynn Forester de Rothschild no es un accidente, sino un manifiesto visual: la autoridad espiritual sentada en la mesa de la gobernanza corporativa.

«La infamia de ese instante no admite equívocos.»


De interlocutor crítico a eco del mundo
En Laudato si el diálogo se convierte en eco, en moral planetaria sin singularidad cristiana. No hay discernimiento, sólo homologación de discursos.


Proximidad sin teología
Francisco sabe que su eficacia reposa en la proximidad emocional, pero sin teología sólida la cercanía degenera en técnica. Y la técnica no sustituye al pensamiento.


El saldo final
La encíclica confunde relevancia mediática con verdad revelada, presta la voz de la Iglesia a un relato ajeno, renuncia a pensar más allá de la ideología y, en el acto, exhibe el enanismo intelectual y moral de un pontificado que prefirió el aplauso inmediato al reconocimiento póstumo.


La coda
El mundo está diseñado para no acoger. La tierra no requiere encíclicas, sino que la dejen en paz. El infame argentino domesticó la desesperación y vendió la noche como ahorro energético, el misterio como feedback. No habrá descanso eterno para quien perdió el alma en el intento de complacer a Satanás y su troupe globalista

«La lucidez, que no es otra cosa que una visita guiada al infierno, debería negarse a ser contratada por el departamento de relaciones públicas del Diablo.»

ramonacrobata
Filósofo de formación, escritor por necesidad y ciclista por amor a la pendiente. Escribo desde una tensión que no cesa de reaparecer: cómo resistir desde la forma, cómo sostener sentido cuando el mundo se fractura. En el corazón de mi trabajo —articulado a través del dispositivo hermenéutico ZIA— habita la idea del deporte como Weltstammräumung: gesto que despeja, cuerpo que restituye, escritura que no huye.
(Neologismo de raíz alemana que alude al acto de desalojar el ruido del mundo para recuperar un espacio originario donde la forma aún tiene sentido.)

Let`s be careful out there