La mia monade e il mio io sono delle baracche sconquassate rispetto alle pure sfere d’acciaio di Leibniz e hanno mille finestre e fessure.
Mi mónada y mi yo son chozas destrozadas en comparación con las esferas de acero puro de Leibniz y tienen mil ventanas y grietas.
Carlo Emilio Gadda, Meditazione milanese
Occorrono parentesi delle parentesi per spiegare bene il mio pensiero
Los paréntesis son necesarios para explicar bien mi pensamiento.
Carlo Emilio Gadda, Meditazione milanese
Carlo Emilio Gadda nació en 1893, en Milán. De arraiga ascendencia lombarda se formó en las ideas tridentino-borromeas y cursó estudios de ingeniería eléctrica en su ciudad natal, hasta graduarse. Combatiente de la primera guerra mundial, en la que fue hecho prisionero por los alemanes, desarrolló sus actividades profesionales en Italia y posteriormente en Argentina hasta 1936, que abandona para dedicarse exclusivamente a la literatura. Reside en Florencia hasta 1944, año en que se traslada a Roma, con ayuda de un comando británico de evacuación, donde se instala definitivamente hasta su muerte en 1973
En 1926 se publica su primer libro La Madonna dei filosofi, bajo los auspicios de la revista florentina «Solaria», más o menos continuadora de la famosa «La Voce». Desde entonces va publicando artículos, bocetos, fragmentos en revistas, e incluso algún que otro libro.
En 1953 se publica Novelle del ducato in fiamme, Premio Viareggio de aquel año, y en 1957, Quer pasticiciaccio bruto di Via Merulana, que recibe el Premio de los Editores Italianos, y alcanza cierto éxito popular. En esta época, la crítica literaria italiana empieza a ocuparse con cierta asiduidad de Gadda, y se va perfilando su importancia dentro de la literatura de su país siguiendo a algunos precursores como el crítico y filólogo Gianfranco Contini que ya desde 1939 lo había venido proclamando como uno de los «grandes».
Las obras de Gadda, a partir de 1957, se van recogiendo, completando, editando, extrayendo del inmenso archivo del autor, sin perder nunca su carácter fragmentario, provisional.
En 1963, una novela incompleta, La cognizione del dolore, que había sido publicada parcialmente en la revista florentina «Letteratura» de 1938 a 1940, alcanza el galardón del «Prix International des Editeurs y con él la resonancia internacional. Gadda es traducido a los principales idiomas del mundo, y recibe el dudosísimo remoquete de «Joyce italiano».
En España se han traducido sus obras más importantes gracias a la inconmensurable labor de la editorial Sexto Piso,
Gadda es autor difícil, un creador del lenguaje que hace del lenguaje su primer instrumento y su primera preocupación. Así, el italiano echa mano del acervo dialectal italiano, (lombardo en sus series de cuadros milaneses, romano en el Pasticciaccio,), elaborándolo y trabajándolo, como sirviéndose de él para precisar unas coordenadas de lugar y de tiempo, y a la vez utilizándolo como pantalla protectora para velar y tamizar las vicisitudes de su biografía personal, siempre presentes en su obra.
Este acontecer humano, esta pasión vivida, este dolor de su existencia histórica, es el otro polo de la línea en que se determinan las características del genio lombardo. Gadda se sirve de toda clase de subterfugios estilísticos, inventa países fantásticos poblados de gentilhombres estrafalarios, rellena sus páginas del barroquismo más exacerbado; pero en clave o sin ella, bajo esta machinerie inmensa siempre palpita su vida, su lucha-atracción, la ambivalencia de su pasión por la odiosa y amada Milán, por las figuras y la sociedad en la que nació, creció y sufrió, por el mundo al que está indisolublemente unido.
La obra de Gadda está marcada por esta tensión dialéctica, por este combate del escritor con sus fantasmas, que se esfuerza por superar con la escritura, en una constante recreación que a veces abandona ante la exasperante imposibilidad de culminar el proceso de traslación literaria. Gadda es un autor intraducible, en el sentido de que unos aspectos esenciales de su obra no consienten el trasvase a otros términos que no sean los suyos propios. La riqueza de una lengua, recogida y elaborada con paciencia de entomólogo, no soporta el traslado.
Serrati i talloni, alle caviglie tendinee succedeva la simmetria delle gambe dentro la calza attillata, cui sapienti muscoli rendevano vive per ogni spasimo, e amoroso soccorso. Poi una corta gonnella, corta dalla povertà, non dalla moda: e non facea mistero di quel che celasse. Erano le proposizioni vive dell’essere, compiutamente affermate, che rendono al grembo una corona di voluttà in attesa di manifestarsi: fulgide nei toni del latte e dell’ambra si pensavano misteriose mollezze, che la secreta libidine e il magistero pittorico del vecchio fossero tuttavia pervenuti a riconoscere, al tatto, e quasi a disvelare e a significare per arte. Dall’abetaia e dalle marmaròle, con lo spiro della sera, fasto di dogale porpora: e d’oro. Né dalla cintura, una banda di tela ricucita, era sorretta la veste, sì a guisa d’una clamide dalle spalle e dalla vividezza dei seni, che non si capiva se fossero carne o che cosa. E le braccia levate scoprivan le ascelle dentro le corte maniche: levata la sinistra nella fatica del regger la massa de’ capelli fulvi ed aurati, la destra con il pettine grande, che ora vi si immergeva distratto, come un favorito già sazio. Le ascelle erano bionde di delicate sete, ravvolte, come da un gioco perverso, in cirri delicatamente profferti allo sguardo. Di chi?
Carlo Emilio gadda, Accopiamenti giudiziosi
Apretados los talones, a los tobillos tendinosos sucedía la simetría de las piernas dentro de las medias ajustadas, a las que sabios músculos vivificaban en cada espasmo, y amoroso socorro. Luego una falda corta; corta por la pobreza, no por la moda: no mantenía en secreto aquello que ocultaba. Eran las proposiciones vivas del ser, cumplidamente afirmadas, que hacen del regazo una corona de voluptuosidad a la espera de manifestarse: fúlgidas en los tonos de la leche y del ámbar se pensaban misteriosas blanduras, que la secreta lujuria y el magisterio pictórico del viejo hubieran, no obstante, llegado a reconocer, al tacto, y casi a desvelar y a significar a través del arte. Desde el abetal y desde las canteras de mármol, con el espíritu de la tarde, fasto de ducal púrpura: y de oro.
El vestido tampoco era sostenido por el cinturón, una banda de tela zurcida, sino, a guisa de clámide, por los hombros y la vividez de los senos, que no se entendía si eran carne o qué. Y los brazos levantados descubrían las axilas dentro de las cortas mangas: levantada la izquierda en el esfuerzo de sostener la masa de cabellos leonados y dorados, la derecha con el peine grande, que ahora se sumergía en ellos distraído, como un favorito ya saciado. Las axilas eran rubias de delicadas sedas, envueltas, como por un juego perverso, en cirros delicadamente propuestos a la mirada. ¿De quién?
Carlo Emilio gadda, Emparejamientos juiciosos
Al autor italiano le imputan como defecto el barroquismo, y Gadda responde en el ensayo, Come Lavoro, con una elíptica «confesión» en la que revela toda su dimensión humana y de escritor : Nuestras frases, nuestras palabras son momentos-pausa de una fluencia cognoscitiva-expresiva. Duran lo que duran… Cambian de significado con la costumbre, las variaciones de la luna, el lento o rápido correr del tiempo: y a veces cambian de valor, de peso. Su historia, que es la loca historia de los hombres, nos ilustra el significado de cada una… los matices, las mínimas variaciones de su valor; en otros términos, su diferencial semántico. Buen gusto, dedicación, o necesidad narrativa nos inducen… a huir de la parodia confiriendo un significado nuevo al vocablo, por un arbitrio inventivo que en la página, a la larga, resultará más o menos sabio o feliz.. Y añade más adelante: «No soy ni consigo ser un trabajador normal, un escritor «equilibrado»; y mucho menos un escritor a medida. El llamado «hombre normal» es una encrucijada, u ovillo, o nudo, o enredo de neurosis indescifradas… no tiene conciencia, ni puede tenerla, del contenido, tan estúpido, de sus neurosis; sus guiñolescas certezas lo inmunizan contra toda tentación de apertura de relaciones con las tinieblas, con el infinito ignorado; mientras que el anormal alcanza alguna vez una conciencia discretamente clara de sus actos y de sus propias neurosis.
Carlo Emilio Gadda es literatura absoluta, combina elementos de la novela policíaca, la sátira social y la reflexión filosófica creando un universo literario único y desafiante para el lector, Su prosa es densa y llena de referencias culturales e históricas, aborda temas como la burocracia, la corrupción, la alienación, y la complejidad del mundo moderno: cuando su inmenso legado sea publicado en español, si es que un día se llega a publicar, quizás seamos conscientes de que estamos en presencia de uno de los grandes escritores de nuestro tiempo.
Le’ts be careful out there