Preámbulo

Esta serie no pretende analizar Kind of Blue ni ilustrar las novelas de Bret Easton Ellis. Cada texto nace del cruce entre una pieza musical y un fragmento narrativo instalándose en su intersección. No hay tesis alguna, ni interpretación, ni intención de cerrar ningún sentido. Hay escucha atenta y una fidelidad a lo que no puede decirse del todo.

Cada texto de esta suite es una forma de estar cerca sin fijar, una tentativa de acompañar el temblor de un acorde o una frase. La crítica aquí no ordena. No interpreta. A veces se retira. A veces insiste.

El orden sigue la secuencia original del disco. Cada entrega tiene su nombre. Cada movimiento su respiración. La serie puede leerse como una suite: no es una colección de artículos, sino una secuencia de tonos.


Índice de movimientos

I. Preludio de superficie
So What / Less Than Zero
El ritmo no interroga. La violencia no se nombra. Solo queda una línea que vibra entre máscara y compás.

II. Máscara en compás
Freddie Freeloader / Lunar Park
Nada se quiebra, pero todo se desplaza. La escena se sostiene. El sujeto no aparece. Solo la superficie respira.

III. Glissando de sombra
Blue in Green / American Psycho
La línea melódica se hunde. La escena se vuelve íntima y sin defensa. Un dolor sin autor. Un silencio con ritmo.

IV. Desfile en espiral
All Blues / Glamorama
Repetición como amenaza. Estilo como pantalla. Una coreografía donde el swing es vigilancia.

V. Coda suspendida
Flamenco Sketches / Los destrozos
Cada frase como una habitación sin puertas. Una música que no concluye. Una escritura que permanece.

“Disappear here.”
Less Than Zero

Tampoco importa
Preludio de superficie

El ritmo como arquitectura de la impostura

El bajo de Chambers avanza sin urgencia. Dos notas. Una pausa. Una forma de insistir sin apremio. El piano de Evans responde con un acorde que no interroga ni acompaña. La trompeta de Davis entra con un filo que no corta. Cada frase dice menos, pero dice lo justo y necesario. Coltrane aparece como una grieta lenta. Nada se eleva. Todo vibra. Todo se contiene.

Clay regresa a Los Ángeles y nadie parece haberlo estado esperando. Fiestas. Líneas. Hamburguesas. Un club, otro club, una pantalla encendida. Conversaciones que giran en torno a nada. Cuerpos que se rozan sin mirar. Clay se mueve entre ellos con la lentitud de quien ha dejado de esperar algo.

“I try to make eye contact with the driver in the car next to me, stuck in traffic. When it doesn’t happen, which it usually doesn’t, I put my sunglasses back on and move forward slowly.”
Intento hacer contacto visual con el conductor del coche más cercano, atrapado en el tráfico. Cuando no sucede, que es lo habitual, me vuelvo a poner las gafas de sol y avanzo lentamente.

No hay narración. No hay contacto. Sólo escenas que se suceden como si alguien las pasara sin volumen. Elvis Costello canta “Less Than Zero” desde una radio sin frecuencia. Todo ya ha pasado.

So What tampoco se proyecta. No narra. Gira como si mantuviera una forma sin sujetarla. La repetición no reclama atención. Sostiene. No hay melodía, solo contornos. Las preguntas —si las hay— no piden respuesta. La música se parece al mundo cuando el mundo ya ha perdido su estructura. o que queda es ritmo.

La novela no le da una trama. Le da una deriva. Una superficie blanca que se ensucia poco a poco. Como un plano fijo donde no pasa nada, pero todo se corrompe. Como una habitación donde el aire está quieto pero la sombra se ha movido. Como un acorde que no cae.

So What y Less Than Zero se encuentran ahí: donde nada ocurre, pero todo se sostiene. En esa forma mínima de permanecer cuando ya no se cree en el relato. Cuando no hay moral, ni clímax, ni pronóstico. Solo una duración. Una presencia sin afirmación.

Y aún así, algo sigue flotando en el fondo del compás.

ZIA · Zona Imaginal Autónoma

ramonacrobata · 2025

So What

Let’s be careful out there